El recorrido se inicia en Fóia, en donde tendremos la oportunidad de subir a la cima del Algarve. Continuamos por la carretera asfaltada, y al llegar al cruce seguimos de frente para empezar a bajar en dirección a la EN 266.
Este tramo está rodeado de un paisaje formado por lavanda (Lavandula stoechas), brezos (Erica spp), jaras (Cistus ladanifer) y el famoso rododendro (Rhododendron ponticum subsp. baeticum), fácilmente identificable en la época de floración. Aquí podemos disfrutar de unas vistas magníficas que llegan hasta la costa.
La parte final del descenso transcurre por un camino empedrado. Avanzamos con mucho cuidado y respetando las normas de seguridad mientras caminamos por la EN 266, ya que el tráfico es constante. Aquí podemos hacer una pausa para recuperar fuerzas y prepararnos para el regreso.
A continuación, el recorrido gira a la izquierda para dejar atrás el asfalto y adentrarnos por un camino de tierra batida. Podemos disfrutar de una naturaleza exuberante y del aire puro que nos rodea. Pasamos por varias terrazas en las que predomina el pastoreo. El recorrido coincide con la GR13 - Via Algarviana casi hasta la cima de Fóia. En días despejados, podremos contemplar todo el Algarve y parte del Alentejo.
Flora
La sierra de Monchique está incluida en la Red Natura 2000. Se trata de un territorio mediterráneo de acusada influencia atlántica y con intensas precipitaciones. Sus características climáticas, y muy particularmente las de la parte superior, en donde las precipitaciones anuales superan el doble de las registradas en buena parte del Algarve, son las que hacen posible la originalidad de su flora en comparación con el resto de la región.
Debido a estas condiciones climáticas y a una gran diversidad litológica, estas superficies serranas son extremadamente ricas desde el punto de vista botánico. Cerca de la cumbre de los cerros podemos encontrar especies raras como el rododendro (Rhododendron ponticum subsp. baeticum), la peonía (Paeonia broteroi) y la orquídea Neotinea maculata, característica de las formaciones boscosas.
En efecto, este matiz atlántico, combinado con una particular biogeografía, es el responsable de que la sierra de Monchique constituya en algunos casos el límite suroeste de la distribución europea de ciertas especies o formaciones vegetales. Por la acusada influencia atlántica en la parte superior de esta sierra, encontramos especies como el tojo enano (Ulex minor subsp. lusitanicus) y la arenaria (Arenaria montana L.). Destaca también la presencia en el sotobosque de Doronicum plantagineum, que encuentra en Monchique el límite meridional de su distribución en Portugal, e incluso de Senecio lopezii, un endemismo propio del suroeste peninsular que solo se puede encontrar en esta zona de Portugal.
En superficies frescas también encontramos algunos ejemplares de Quercus canariensis, o roble andaluz, que en Portugal solo aparece de forma espontánea en estos paisajes serranos, por lo que recibe aquí el nombre de carvalho-de-Monchique.
La cubierta arbórea está dominada por formaciones autóctonas de alcornoques y por bosques de pinos y eucaliptos. Los eucaliptales se explotan, sobre todo, para la producción de pasta de papel. Los madroños también crecen abundantemente entre los alcornoques y los pinos.
Fóia
Es el punto más elevado del Algarve, con 902 metros de altitud. Desde el mirador, con unas vistas privilegiadas hacia el sur, se pueden vislumbrar los terrenos que se extienden hasta la línea de la costa. En el paisaje destacan unos afloramientos rocosos llamados caos de bloques, que son estructuras típicas de las zonas en las que predominan las rocas macizas, como las sienitas, los granitos y similares.
Aunque es muy rara la caída de nieve en el Algarve, se puede producir en Fóia, según se dice, cada siete años. Las heladas son más frecuentes en la cara norte, y todos los años se registran los días necesarios de bajas temperaturas para obtener una buena cosecha de manzanas.
Terrazas
En las terrazas de las laderas, construidas en terrenos inclinados para controlar la erosión que provoca el agua de la lluvia, crecen naranjos, cerezos, melocotoneros y castaños. Estas terrazas agrícolas constituyen también zonas de pastoreo de cabras y vacas.
Rododendro (Rhododendron ponticum subsp. baeticum)
Este endemismo ibérico, sin duda el más notable superviviente de la laurisilva que existía en el continente y que acabó prácticamente destruida por las glaciaciones que caracterizaron al Pleistoceno (una era que se inició aproximadamente hace dos millones de años y terminó hace unos 10 000 años), crece en la actualidad de forma espontánea en puntos localizados de las sierras de Monchique y Caramulo, en Portugal, y en el macizo del Aljibe, en Andalucía. Por su escasa distribución geográfica y el aislamiento de estas poblaciones, la especie se encuentra amenazada.
En Monchique, esta especie se puede encontrar en suelos húmedos y ambientes subatlánticos. Sin embargo, en el límite inferior de su distribución se encuentran elementos mediterráneos que surgen en ocasiones como resultado de la degradación de estos hábitats. El rododendro contiene alcaloides venenosos para el ganado y, por esta razón, en Monchique se dice que es el ingrediente principal para elaborar el «té de las suegras». De hecho, este es el tema de una canción popular por estos pagos.